martes, 5 de octubre de 2010

Clara y la penumbra - JOSE CARLOS SOMOZA


En los circuitos internacionales del arte está en auge la llamada pintura hiperdramática, que consiste en la utilización de modelos humanos como lienzos. El asesinato de Annek, una chica de catorce años que trabajaba como cuadro en la obra "Desfloración", en Viena, pone en guardia a la policía y al Ministerio de Interior autriaco, que son presionados por la poderosa Fundación van Tysch para que no hagan público el crimen, ya que la noticia desencadenaría el pánico entre sus modelos y la desconfianza entre los compradores de pintura hiperdramática. Y mientras tanto, Clara Reyes, que trabaja como lienzo en una galería de Madrid, recibe la visita de dos hombres extranjeros que le proponen participar en una obra de carácter "duro y arriesgado"; el reto empieza en el mismo momento de la oferta, ya que la modelo debe ser esculpida también psicológicamente. De esta forma, Clara entra en una espiral de miedo y fascinación, que envuelve también al lector y lo enfrenta a un debate crucial sobre el valor del arte y el de la propia vida humana.


Jose Carlos Somoza es un autor que no conocía hasta hace poco. Corrección. Había visto sus libros, con esas portadas tan elegantes y en ningún momento había relacionado ese nombre y esas ediciones con la novela de misterio, terror o fantasía. Curiosamente no fue hasta hace poco en que vi su última obra,"El cebo", que nada tiene que ver con la película homónima (y muy recomendable) de Ladislao Vadja. Este libro ya luce una portada más acorde con el tipo de género con que trata Somoza. Al poco, descubrí que el cineasta de terror/fantástico Jaume Balagueró tenía preparado un proyecto basado en una novela de Somoza, llamada "La dama número 13". Sin perder el tiempo, me dirigí a mi biblioteca de confianza y agarré un par de libros de este intrigante escritor.

De "La dama número 13", que me entusiasmó menos, no puedo decir gran cosa: parece una mezcla entre King y "El código DaVinci". El estilo de Somoza ya se advierte delicado y descriptivo, con algún pasaje apreciable desde un punto de vista meramente formal, pero muy lejos de lo deslumbrante. "La dama..." tiene alguna escenita de ponértelos de corbata y su premisa resulta curiosa, pero no acaba de cuajar la propuesta y deja un sabor a medias de delicatessen mal degustada.

Un poco mejor, sin embargo, resulta "Clara y la penumbra". Aquí, el autor está absolutamente comprometido con el mundo que crea y narra: un año 2005 alternativo donde los seres humanos han desarrollado la profesión de obras de arte vivientes. Lo convincente y llamativo de "Clara y la penumbra" es el detallismo con que se establece la coartada de toda esa corriente artística. Somoza crea tendencias y corrientes, idiosincrasias y psicologías de los lienzos humanos y los artistas que los recrean y escribe sobre el tema con la seguridad de ser el experto en una materia inventada. Y el lenguaje utilizado, mucho más rico que el de "La dama número 13" está trabajado desde la misma temática pictórica: Somoza hace que sus palabras se sumerjan literalmente en óleos.

Aunque el meollo de la historia vaya acompañado de una coartada policíaca de lo más convencional (en general, toda la parte de "misterio" no va mucho más allá de la clásica "persecución del psicópata"), "Clara y la penumbra" es un thriller artístico-existencial que reflexiona sobre temas extrapolables a otros campos y presenta un sorprendente fresco narrativo donde los personajes y el fondo sobre el que se mueven, no siempre son indistinguibles.

Una obra que cumple su doble cometido: entretener y satisfacer. Después de "Clara y la penumbra" no te extrañe si te encuentras buscando más libros de Somoza. Yo ya estoy con "El cebo".

DATOS DEL LIBRO
TÍTULO: "CLARA Y LA PENUMBRA"
AUTOR: JOSE CARLOS SOMOZA
EDITORIAL:PLANETA
AÑO: 2001
PUNTUACIÓN***1/2 ( TRES DISPAROS Y MEDIO)

miércoles, 28 de julio de 2010

El placer (de matar) es mío: DEXTER




Cuando era pequeña y me tragaba todas las series de crimen y misterio que echaban en televisión (en el horario permitido por la autoridad paterna), existía siempre un detalle que me resultaba de lo más molesto.

Porque, a ver, lo que ocurría es que veías "Se ha escrito un crimen" y aunque te encantaba la señora Fletcher y la flema con que resolvía todo tipo de crímenes, había un serio problema de credibilidad. Lo del asesinato capítulo sí capítulo también situaba a Cabot Cove, esa tranquila población de Maine (Nueva Inglaterra), en el top del ranking de lugares más peligrosos del planeta, como si no fuera suficiente con las novelas de Stephen King.

Con el tiempo y después de haber visto muchas series en las que el detective se enfrentaba a un volumen de casos criminales que ni Humphrey Bogart en sus mejores tiempos, es normal llegar a la conclusión de que la única manera de hacer una serie de este género más o menos creíble sería...si se adoptase el punto del asesino.

Obviamente, es mucho menos raro que haya un crimen por capítulo si el protagonista es un asesino en serie que si resulta ser un detective o una escritora viejita.

Por suerte, esta misma idea no sólo la tuve yo e imagino que unos cuantos más. En concreto, un tal Jeff Lindsay publicaría en 2004 la novela llamada "El oscuro pasajero" de la que más tarde, la productora HBO sacaría al antihéroe Dexter. Por fin, se hacía una serie en la que se podía matar a diestro y siniestro sin que se afectase demasiado el tema de la credibilidad. Y aunque pueda suscitar cierto prurito moral el ver lo que viene a ser toda una alegoría de la pena de muerte (Dexter, incapaz de dominar su impulso de matar, lo compensa seleccionando tan sólo a criminales a los que la justicia no ha echado el guante), lo cierto es que la serie engancha a base de mucho humor negro y tramas criminales de lo más truculentas.

Si no hay ganas de tomar un libro o si la biblioteca municipal no ofrece novedades jugosas, revisar las cuatro temporadas de "Dexter" puede ser un sustituto muy satisfactorio. Y es que cada vez las novelas policíacas adoptan más mecanismos televisivos y las series televisivas por fin empiezan a incorporar los mejores elementos de las novelas policiacas.

Juego de asesinos -. PJ TRACY




Cuando los directivos de la compañía de software Monkeewrench se dan cuenta de que un criminal está reproduciendo los asesinatos de uno de sus juegos de ordenador, no se lo pueden creer. Una mujer joven y un corredor ya han muerto y ellos, especialmente su fundadora, Grace McBrade se encuentra en una disyuntiva: o bien habla con la policía, o bien deja que Monkeewrench sea acusada de inspirar y propiciar los asesinatos.
Desesperados por evitar más muertes, Grace y su equipo estudian a las víctimas de su videojuego para intentar averiguar quién será el próximo. Lo que ellos no saben es que el detective de homicidio de Mineápolis, Leo Magozzi, anda tras ellos porque ha descubierto que las identidades de McBride y sus colegas son inventadas por razones que el FBI no quiere comentar, pero que Magozzi ha descubierto que los relacionan con otra serie de asesinatos una década antes en Atlanta.

PJ Tracy, pseudónimo bajo el que matan impunemente un risueño equipo de escritoras que además son madre e hija, es un pequeño clásico de nuevo cuño. Con "clásico" no me estoy refiriendo a sus méritos literarios, que son otra cuestión, sino al hecho de que resulta clásico encontrarse al menos uno de sus libros en cada una de las bibliotecas en las que me proveo de material sangriento.

Lo cual es un placer, para qué negarlo. O lo que los americanos llaman "guilty pleasure". No es que el estilo de las Tracy vaya a revolucionar el género y puede que sus tramas se alejen demasiado de cualquier opción coherente, pero no se trata de eso, sino de devorar página tras página de giros inesperados en compañía de un grupo de personajes -los integrantes de la empresa Monkeewrench- con suficiente encanto como para superar con nota los mínimos exigibles de carisma. Desde la dura y misteriosa Grace, interés romántico del detective Leo Magozzi, hasta la gorda e irresistible Annie, los personajes de "Juego de asesinos" componen una cuadrilla en la que el humor, el amor y la sangre están presentes en inmejorables cantidades.

"Juego de asesinos" carece de ambición literaria, pero no de calidad en cuanto al nivel de entretenimiento: como "guilty pleasure" no sólo decepciona, sino que uno puede llevársela a la piscina sin tener que forrar las tapas para disimular.

Los personajes continúan evolucionando en las siguientes novelas de las señoras Tracy, todas ellas recomendables a quienes busquen historias de casos difíciles en formato de digestión fácil.

DATOS DEL LIBRO
TÍTULO: "JUEGO DE ASESINOS"
AUTOR: PJ TRACY
EDITORIAL:ROCA
AÑO: 2004
PUNTUACIÓN***1/2 ( TRES DISPAROS Y MEDIO)