miércoles, 28 de julio de 2010

El placer (de matar) es mío: DEXTER




Cuando era pequeña y me tragaba todas las series de crimen y misterio que echaban en televisión (en el horario permitido por la autoridad paterna), existía siempre un detalle que me resultaba de lo más molesto.

Porque, a ver, lo que ocurría es que veías "Se ha escrito un crimen" y aunque te encantaba la señora Fletcher y la flema con que resolvía todo tipo de crímenes, había un serio problema de credibilidad. Lo del asesinato capítulo sí capítulo también situaba a Cabot Cove, esa tranquila población de Maine (Nueva Inglaterra), en el top del ranking de lugares más peligrosos del planeta, como si no fuera suficiente con las novelas de Stephen King.

Con el tiempo y después de haber visto muchas series en las que el detective se enfrentaba a un volumen de casos criminales que ni Humphrey Bogart en sus mejores tiempos, es normal llegar a la conclusión de que la única manera de hacer una serie de este género más o menos creíble sería...si se adoptase el punto del asesino.

Obviamente, es mucho menos raro que haya un crimen por capítulo si el protagonista es un asesino en serie que si resulta ser un detective o una escritora viejita.

Por suerte, esta misma idea no sólo la tuve yo e imagino que unos cuantos más. En concreto, un tal Jeff Lindsay publicaría en 2004 la novela llamada "El oscuro pasajero" de la que más tarde, la productora HBO sacaría al antihéroe Dexter. Por fin, se hacía una serie en la que se podía matar a diestro y siniestro sin que se afectase demasiado el tema de la credibilidad. Y aunque pueda suscitar cierto prurito moral el ver lo que viene a ser toda una alegoría de la pena de muerte (Dexter, incapaz de dominar su impulso de matar, lo compensa seleccionando tan sólo a criminales a los que la justicia no ha echado el guante), lo cierto es que la serie engancha a base de mucho humor negro y tramas criminales de lo más truculentas.

Si no hay ganas de tomar un libro o si la biblioteca municipal no ofrece novedades jugosas, revisar las cuatro temporadas de "Dexter" puede ser un sustituto muy satisfactorio. Y es que cada vez las novelas policíacas adoptan más mecanismos televisivos y las series televisivas por fin empiezan a incorporar los mejores elementos de las novelas policiacas.

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